
Dr Gerardo Vetter | Explorando el Manejo del Estrés Psicológico y las Prácticas Modernas de Salud Mental
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Entrevista al Dr. Gerardo Vetter – Multimedios Génesis
En el clásico espacio de los miércoles en Multimedios Génesis, el Dr. Gerardo Vetter volvió a poner en agenda un tema que atraviesa a la sociedad argentina de punta a punta: el cansancio emocional y la carga psíquica acumulada a lo largo del año. En un 2025 nuevamente complejo, el especialista remarcó que el agotamiento no es solamente una sensación generalizada: es una realidad que “se pega al cuerpo” y deja huella.

Argentina —con su ritmo, su cultura y sus hábitos— describe Vetter, es un terreno donde las tensiones del día se amplifican. “El tango llora, la zamba celebra. Nosotros incorporamos eso. Y eso se contagia”, expresó el profesional. En ese contexto, periodistas, comunicadores y trabajadores de la salud se convierten en perfiles especialmente expuestos, porque reciben historias duras todos los días y, muchas veces, se van a casa sin poder “cerrarlas”.

Por eso, Vetter introdujo el concepto de psicohigiene: entrenar al psiquismo para terminar el día más liviano. Una de las técnicas propuestas es concreta, simple y práctica: la “cajita del día”. Cada integrante, antes de irse del trabajo, anota en un papel el tema más pesado de la jornada, lo arruga formando un bollito y lo guarda en una caja con tapa. Esa acción simboliza que el tema queda allí. El día terminó. Ese peso no se lleva al hogar.
“No es terapia —aclaró—, pero ayuda a tomar conciencia de cuántas cosas vamos cargando sin darnos cuenta. Si no se trabaja, eso se vuelve psicosomático: afecta el sueño, la digestión, la energía, la libido”.

En un tramo clave del diálogo, el profesional remarcó una frase que los oyentes adoptaron en vivo:
“Todo pasa… si uno deja que pase”.
La propuesta del Dr. Vetter no es para “escapar” de la realidad, sino para procesarla y evitar que se vuelva tóxica. Y vale no solo para periodistas: puede implementarse en cualquier ámbito laboral e incluso en familia.
La consigna queda planteada: hagamos que las cosas pasen.
Y que pasen sin que nos rompan por dentro.