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¿Por qué la tecnología puede salvar a los animales en peligro de extinción?

Tras un desarrollo acelerado durante el siglo XIX, los expertos buscan sacar provecho de las innovaciones para frenar los factores que perjudican cada vez más peligrosamente al reino animal.

Curiosidades 26 de agosto de 2020

Si bien es cierto que, tal como sostienen los especialistas, la extinción de las especies es un fenómeno propio de la naturaleza ya que desde hace aproximadamente 450 millones de años han tenido lugar 5 graves procesos masivos de extinción, causados por complejos metabolismos y cambios ambientales, cada uno de los cuales provocó la desaparición de entre el 80 y el 95% de las especies que existían en el momento, lo que preocupa a los expertos es la velocidad inusitada con la que, actualmente, se está produciendo la llamada “sexta extinción”.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Tierra se encuentra en medio de una grave crisis, con entre 150 y 200 especies de plantas, insectos, pájaros y mamíferos que se extinguen diariamente. Mientras que los  biólogos afirman que eso representa nada menos que 1.000 veces la tasa que se considera como extinción natural. En tanto que un informe elaborado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2019 indica que aproximadamente 1.000.000 de especies animales y vegetales se encuentran en peligro de extinción, al tiempo que advierte que “muchas desaparecerán en apenas unas décadas”.

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Afortunadamente, el gran avance tecnológico que se ha dado en las últimas décadas, no solo ha logrado mejorar la vida de los animales de muchas formas, sino que, fundamentalmente, está siendo de gran ayuda para el rescate de especies en peligro de extinción. Un claro ejemplo es lo que está sucediendo en Camboya donde grupos conservacionistas están trabajando junto a un experto del área de Informática de la Universidad de Harvard, EE.UU, para proteger a las 16 especies en peligro a nivel mundial que habitan en el lugar. Entre ellos el elefante asiático, los tigres y los leopardos que están seriamente amenazados por la caza furtiva.

Los investigadores especializados en el medio ambiente esperan que tecnologías como la inteligencia artificial (IA), los drones, los rastreadores GPS, las cámaras inteligentes y la nube puedan darles la ventaja que han estado buscando en su lucha para preservar a los animales en situación de peligro y proteger la vida silvestre. 

GPS, bibliotecas remostas y ADN
 
Por ejemplo, los rastreadores GPS le permiten a los expertos poder ver los datos de ubicación de los animales en tiempo real, recuperar el rastreador y descargar los datos. De hecho, la organización Canadian Wildlife Federation recurrió al uso de esta tecnología para rastrear tortugas laúd o telemetría de radio para rastrear el paradero de murciélagos. Poder estudiar y seguir bien de cerca los movimientos de los animales, les posibilita a los equipos de conservación poder determinar si existe una amenaza humana presente en el lugar donde están monitoreando..

Además, los investigadores de todo el mundo también están utilizando una  amplia base de datos remota para ayudar a proteger a las especies en peligro de extinción. Esta biblioteca genómica les permite acceder a conjuntos de datos vitales de manera más eficiente que nunca, gracias a una colaboración entre la Universidad de Sydney y Amazon Web Services (AWS). El software ayuda a condensar enormemente el trabajo de los científicos, posibilitándoles analizar cantidades masivas de datos en apenas tan solo un par de minutos, más allá del país donde vivan. 

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Por último, un proyecto científico busca proteger a los animales de la caza clandestina, mediante un código de barra internacional. Esto consiste en que a cada especie animal se le asignará un código de barras con ADN específico para que cualquier persona que posea un escáner especial capaz de leer el ADN pueda saber de qué especie se trata y denunciar en caso de qué se trate de alguna especie en extinción en manos de un traficante. Ya son más de 87.000 especies que poseen el código de barra y más de 25 países están involucrados en este proyecto sin fines de lucro.

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