Bachillerato Orientado Provincial N° 88 de Eldorado: una historia de desafíos y empoderamiento

La Picada Maestra nos conduce por un camino terrado hasta el barrio San Francisco Javier, kilómetro 14 de la ciudad de Eldorado. Allí emerge impactante un edificio construido entre una rica variedad de especies arbóreas que lo circundan, en cuyo portal se destaca la inscripción BOP 88. Tras el portón de acceso, una rica historia de compromiso educativo nos esperaba por descubrir. 

Todo comenzó cuando Mavi Araujo, integrante del plantel docente de la histórica Escuela Provincial N° 280, ubicada a metros de la flamante construcción, detectó que un alto porcentaje de sus alumnos que culminaba el séptimo grado provenientes de los barrios San Francisco Javier, Somrau, Florida, Juventud, El Moral y kilómetro 18 no continuaba los estudios secundarios por diversas razones, entre las que predominaban cuestiones socioeconómicas y dificultades para el desplazamiento al centro de la ciudad, donde están concentradas la mayoría de las entidades educativas secundarias de la ciudad.   

“Fue entonces cuando nos enteramos de esta situación que decidimos elaborar un proyecto que asegurara la continuidad de la formación pedagógica de los alumnos”, recuerda Daniel Kunz, impulsor y director del BOP 88, nacido hace 46 años en Aristóbulo del Valle, con estudios cursados en la Escuela Normal N° 11 y el profesorado realizado en el Instituto Antonio Ruiz de Montoya. “Hicimos un censo socioeconómico de todos los barrios lindantes que nos darían la matrícula inicial de 69 alumnos. Una vez elaborado el proyecto, en el mes de noviembre de 2008 lo presentamos al Ministerio de Educación de la provincia, con la colaboración de Alex Ziegler, que en aquel entonces estaba en la gestión pública y además era vecino de nuestra institución”. La respuesta oficial del gobierno provincial no demoró demasiado, y en febrero de 2009 fueron convocados por el Ministerio de Educación donde les comunican que la escuela iba a ser creada, y les piden encargarse de armar un equipo docente y todo lo que significaba iniciar la labor educativa de una escuela.

“Por supuesto no teníamos edificio propio, así que establecimos un convenio con la Escuela 280 y ocupamos algunas aulas y sanitarios del lugar. En realidad encontramos serias deficiencias edilicias de todo tipo, en la red eléctrica, en los sanitarios, los techos; era algo bastante precario realmente, pero comenzamos”, reconoce Kunz. “Los primeros seis años en el lugar trabajamos para levantar y consolidar la infraestructura hasta que pudimos ponerla en condiciones mientras afirmábamos nuestra tarea educativa”.

No pasó mucho tiempo para que aquel Ciclo Básico Secundario N° 4 –así denominado entonces, comenzara las gestiones para contar con un edificio propio y es así que en cada viaje que el personal realizaba a Posadas por gestiones administrativas, comenzaron a ingresar notas al respecto ante las autoridades, a abrir puertas en las relaciones con funcionarios del Consejo General de Educación y generar algún contacto nuevo que motorizara aquel soñado propósito. “El tiempo fue pasando sin novedades y todo fue peor a partir del año 2016, cuando ya perdimos las esperanzas debido a la situación del país con el nuevo gobierno nacional, porque la inversión en infraestructura educativa no era muy esperanzadora entonces. Recién en el año 2019 me llaman del Ministerio de Educación para avisarme que personal de Arquitectura visitaría la escuela; yo los esperé sin demasiadas expectativas”, admite Kunz; sin embargo, desde ese momento comenzaría a escribirse una página dorada. “Cuando vinieron los funcionarios del ministerio estaba con ellos el responsable de la empresa constructora y un representante del área de arquitectura, los que me preguntaron donde quería que se levante la escuela, porque iban a construirla. Casi me desmayé de la sorpresa y la alegría al escucharlos”, relata el emocionado directivo. En el lugar elegido había un minibosque implantado, y se decidió la construcción del edificio en un espacio amigable con el ambiente. “Ya al día siguiente comenzó la construcción de la escuela, que tenía un plazo de ejecución de obra de nueve meses. Y a los nueve meses y dos días la escuela estaba terminada, realmente fue increíble ese proceso. La parte final se realizó comenzada la pandemia, cuando el gobernador Herrera Ahuad firmó el decreto correspondiente a la nueva situación sanitaria se estaba concluyendo el cielo raso y las instalaciones eléctricas. En mayo de 2019 nos entregaron las llaves del establecimiento y comenzamos las tareas de mudanza para trasladarnos al nuevo edificio, que efectivamente ocupamos desde el año 2020, cuando nos otorgan el permiso definitivo de ocupación”.

El nuevo edificio escolar aún no ha sido inaugurado oficialmente, a pesar de la placa colocada en el ingreso a la institución en la que se destaca la fecha Abril de 2020, el programa nacional de construcción de escuelas PROMER II, y en la que resaltan las autoridades intervinientes en su concreción: Presidente de la Nación, Alberto Fernández; Nicolás Trotta, ministro de Educación de la Nación; el Gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad y el ministro de Educación, Miguel Sedoff.

Daniel Kunz enciende los climatizadores de todas las aulas para luego recibir a los alumnos en el acceso; allí les toma la temperatura, rocía sus manos con alcohol y les entrega un barbijo mientras los saluda y alienta a comenzar el día con buena energía. “En la actualidad tenemos siete divisiones, 210 alumnos, un personal de servicio, una secretaria, una preceptora, un cargo directivo y veintisiete docentes. Contamos con dos primeros años, dos segundos, un tercero, un cuarto y un quinto año. Este 2021 es nuestro récord de alumnos en quinto año con 28 alumnos, la promoción más numerosa de nuestra corta historia”.

Educar en pandemia

“El trabajo con los alumnos de segundo a quinto año fue más fácil porque ya teníamos un nexo con ellos, los conocíamos; pero con los alumnos de primer año fue muy dificultoso y pudimos llegar a contactar apenas al diez por ciento en ese inicio de la pandemia. Luego, cuando pudimos contactarlos a todos, hubo consenso entre las familias de que sus hijos volvieran a hacer el primer año. Esa fue una decisión de cada una de las familias que nosotros respetamos porque coincidíamos en que debían garantizarse los objetivos curriculares para su promoción. Aun así no perdimos matrícula y mantuvimos al alumnado. Trabajamos con grupos de whatsapp y nos dio muy buen resultado, sobre la base de priorizar contenidos que aunque recortados eran buenos; elaboramos contenidos en formato PDF que subíamos a los grupos, los que luego los alumnos tenían que reenviar a sus respectivos docentes”.

En la actualidad el BOP 88 mantiene presencialidad absoluta de los alumnos que cursan de segundo a quinto año y dos burbujas en primer año, porque allí están concentrados la mayoría de los estudiantes.

“La tarea educativa en el comienzo de la pandemia fue muy difícil para todos, algo que desafió a todo el cuerpo docente más allá del cargo que ocupara. Nosotros trabajamos muy bien con los jefes de Departamento, que son las voces de los profesores; lo que nos permitía como directivo sondear lo que los educadores consideran era mejor y así decidíamos los pasos a seguir en cada una de las etapas. No siempre podíamos resolver en base a las decisiones de la mayoría, pero siempre buscamos consensuar las medidas pensando en el alumno como centro de nuestras acciones, así como su retención escolar, asegurando su trayectoria y vinculación; resaltando la gran responsabilidad de los jóvenes en este tiempo de aislamiento. Muchas veces nos trasladábamos hasta las casas de los alumnos para llevarle el material y asegurarnos que este proceso sea eficaz y alcanzara a todos”. 

Kunz también se refirió al rol docente en el contexto pandémico, y fue muy categórico al asegurar que “para los profesores el trabajo en pandemia fue una oportunidad para redefinirse y replantearse la tarea docente. Aquel colega que ya venía ausente pedagógicamente en el aula terminó de aislarse definitivamente y aquel que era un docente presente desde lo didáctico reforzó su compromiso con la educación. Por eso insisto en que el que tomó con mucha responsabilidad la formación de los alumnos se hizo un mejor docente, y en los otros acrecentó su ausencia. Esta situación nos ayudó a desnudar muchas realidades, porque teníamos docentes a los que cuesta engancharlos y comprometerlos para la realización consciente y responsable de sus tareas”. 

Proyectos, anhelos y deseos 

El director del BOP 88 se muestra esperanzado ante el desafiante escenario actual y su entusiasmo se centra en los jóvenes que luchan por su capacitación e inserción frente a las crecientes exigencias del mundo laboral. Pero también expone su preocupación cuando expresa la ausencia de respuestas a crónicos pedidos de la institución. “Somos la única escuela de Eldorado con acceso terrado, todas tienen al menos un empedrado o pavimento. Y este es un requerimiento que hemos elevado a las autoridades municipales desde hace 11 años. Más de cien notas ya presentamos al municipio, una nota por mes hemos hecho. También elevamos pedidos para la reparación de la parada de colectivos, así como el desmalezamiento y más alumbrado público. Estos pedidos tienen que ver con la tarea de seguir dignificando tanto a nuestros alumnos como a los barrios de este sector de la ciudad. Nuestros alumnos son iguales a los de cualquier otra escuela y merecen trato y condiciones igualitarias, así como los vecinos que viven en este sector de Eldorado”, enfatiza. “Como anhelo pedagógico es seguir creciendo en matrícula y ser el lugar donde el alumno no solo reciba contenidos académicos, sino fortalecer lazos afectivos con la comunidad educativa y contribuir a su desarrollo y empoderamiento”.

)Red de Medios Misiones)