Periodistas misioneros se capacitaron bajo bandera de la ONU para cubrir zonas hostiles
Provincia05 de abril de 2023Redaccion Multimedios GenesisDurante una semana, los egresados del curso organizado por CAECOPAZ adquirieron estrategias para cualquier situación extrema en el mundo. El escenario simulado fue un conflicto bajo fuego entre dos países, junto con las operaciones de paz de la ONU.
Por Emiliano Toledo
El periodista no le debe tener asco al barro para contar un hecho. Tampoco debe conformarse con los conocimientos que ya tiene, sino, seguir perfeccionándose. El curso periodistas en zonas hostiles, que realiza año tras año el Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (CAECOPAZ) es la capacitación más importante de Latinoamérica para quienes deseen cubrir un hecho hostil. En la última edición, hubo participación misionera dentro de los 28 cursantes provenientes de Argentina y países vecinos.
Un escenario hostil simulado en el que dos países ficticios confrontan por conflictos políticos y religiosos. Una intervención de las Naciones Unidas para restablecer la paz. Y un grupo de corresponsales de guerra que atravesaron todo tipo de situaciones que ocurren en casos reales. Por todas estas aventuras pasaron los periodistas Fernando Rumi y Federico García de La Voz de Misiones y quien escribe estas líneas, Emiliano Toledo, en representación de Canal 12. Fue una semana bajo la modalidad de internado adquiriendo conocimientos y practicando en terreno cómo cubrir guerras, conflictos sociales, primeros auxilios, métodos de supervivencia, estrategias militares, comportamiento ante situaciones de toma de rehenes, vuelos en helicópteros, cartografía entre tantas temáticas abordadas en el predio del Campo de Mayo, Buenos Aires.
A pesar de que fueron días difíciles, de poco descanso, con desgaste físico y mental, la experiencia fue alucinante. La organización por parte de la Caecopaz fue por temáticas, en el que las clases teóricas brindaron informaciones útiles como disparadores para ampliarlo. Al momento de la práctica en el campo, los actores, colaboradores y miembros de las tres fuerzas se ponían en situación. El libreto a seguir fue un conflicto armado entre los países ficticios Sudistán del Norte (ortodoxos)y Sudistán del Sur (musulmanes) que estalló por diferencias políticas y religiosas. En cuanto al rol de la ONU, su misión fue negociar la paz con los líderes de las milicias extremas.
Si bien todo fue una ficción, el sonido de los tiroteos, estallido de bombas, sirenas, gritos de las milicias y civiles como víctimas, te ponía en una situación seria en el que uno mismo se planteaba si era real o no lo que se presenció. Vale aclarar, asimismo, que en todo momento hubo personal sanitario y de las fuerzas para asistir a los comunicadores en cada misión.
Cascos, chalecos antibalas, máscaras QBN (Química, Biológica, Nuclear) y herramientas de trabajo -anotador, cámaras de fotos y celulares- eran una extensión de nuestro cuerpo las 24 horas. Lección que fue aprendida cuando hubo un simulacro de bomba durante una madrugada, en el que los corresponsales debieron despejar las habitaciones con lo puesto. En una verdadera situación, uno nunca sabe qué es lo que puede ocurrir.
Lo novedoso de esta edición, es que por primera vez incorporaron a un periodista con experiencia en las trincheras para ser instructor en la teoría y en la práctica. Se trata de Fernando Ortega Zabala, actual editor del Grupo Atlántida, considerado por él mismo no como corresponsal, sino como “narrador” de coberturas como los conflictos sociales en Bolivia, Perú, Chile, Francia y la guerra en Ucrania. “Los territorios hostiles no son una pasarela para hacerse selfies. Muchas veces son postales del terror, donde lo peor y lo mejor del ser humano brota entre los escombros y la destrucción”, sentenció.
Oz también actuó durante el curso. Cumplió el rol de Oficial de Información Púbica (PIO) de la ONU, cuya responsabilidad fue coordinar la producción, edición, investigación y preparación de materiales como comunicados o cables de prensa. Además, ofició como responsable de prensa del organismo internacional ante la supuesta ausencia del portavoz oficial. “La visión del periodista era algo que hacía falta incorporar -al curso- porque hay tecnicismos que son propios del oficio”, explicó a Canal 12.
Al finalizar cada jornada, los corresponsales teníamos la tarea de enviar cables de prensa contando cómo avanzaba el conflicto y qué hacía la ONU para detenerlo. Muchos realizaron trabajos excelentes con textos, fotos y videos. Otros cometieron errores, incluyéndome.
“Nadie se encuentra preparado del todo para trabajar en esos territorios. Pero la catástrofe siempre está latente, a la vuelta de la esquina, un accidente de magnitud como el de la Estación de Once, un atentado como el de la Embajada de Israel o el de la AMIA, un terremoto en Turquía, un golpe de Estado, una protesta social que estalla en cualquier lado y termina con un salpicón de sangre. Los periodistas de trinchera, esos que patean las calles, deben tener en cuenta que pueden pasar por cualquiera de esas situaciones”, sostuvo Oz.
En una de las jornadas, disertó la periodista de TN, Carolina Amoroso, para contar sus experiencias en zonas hostiles y sus recientes viajes para relatar la guerra en Ucrania. Entre sus principales tips, aconsejó conformar “una cofradía con periodistas locales”, ya que ellos entienden sobre la idiosincrasia del lugar y saben cuándo “no es no” para ir a cubrir un hecho. También aseguró que “el miedo es una herramienta, una virtud” del corresponsal para recordar que es un humano. “Si no tenés miedo, no estás tomando conciencia de la situación. El miedo tiene que existir, pero hay que controlarlo”.
Principios y valores
Si hay algo en que los 28 corresponsales nos llevamos del curso son la disciplina, la organización y el trabajo en equipo que nos transmitieron desde las fuerzas. Teníamos un determinado tiempo para desayunar, almorzar, cenar, ir a las duchas. Marchábamos de un lugar a otro formando filas, sin dejar atrás a ningún compañero. Eso provocó una unión grupal de manera instantánea y fue fundamental para que muchos resistieran hasta el final.
Federico García consideró a esta capacitación como una “experiencia tan dura como gratificante”. Entendió que la preparación fue dura, pero que al finalizar “uno entiende el porqué de esa exigencia”. “Me llevo un montón de información de la cual ignoraba completamente, y a la vez, muchas inquietudes para seguir profundizando”, indicó.
También destacó la “tremenda profesionalidad con la que se impartió el curso para el desarrollo de nuestra actividad y para la vida en general”. Y manifestó que lo que se trajo para la provincia es “lo humano de los colegas, que estando en la misma situación, no se registraron actitudes de soberbia, ni de egoísmos, sino todo lo contrario, siempre de una ayuda hacia el otro”.
Su colega, Fernando Rumi, relató que durante el curso, la “exigencia física, pero principalmente el estrés mental, fueron la mayor experiencia para un civil con ganas de aprender conceptos teóricos que se aplicaron de inmediato”. Y que de esta capacitación se trajo “un cúmulo de conocimientos que me suman profundamente”.
El tiempo pasa y la misión fracasa
Las autoridades de Caecopaz no se quedaron en sus oficinas a observar cómo avanzaba el curso. Capacitaron, asistieron, aconsejaron y hasta actuaron en el campo de batalla disfrazados como representantes de la ONU, como ortodoxos extremos o como musulmanes miembros de las milicias. Pero hubo una persona que desde el primer minuto vaticinó que una vez finalizado el curso, lo iban a amar u odiar. Todos lo terminaron amando.
Las frases patentadas del infante de marina, Principal Víctor Nittinger, quedarán grabadas por siempre. Con su particular manera de apurar y su reloj adelantado dos minutos, arengaba con su lema “el tiempo pasa y la misión fracasa”. Al oír sus gritos de ¡gas, gas, gas!, debíamos proceder a quitarnos el casco y ponernos la máscara QBN. La rudeza estampada no ocultaba el cariño que nos tuvo.
“El curso ha sido todo un éxito por parte de la Caecopaz y de los cursantes, por su predisposición, la voluntad, las ganas de aprender y porque estuvieron a la altura de las circunstancias”, dijo a Canal 12.
Fue su tercer año al frente como instructor del curso, en el que observó “un grupo muy homogéneo y mucho compañerismo. Para mí, fue una linda experiencia volver a estar como encargado de curso, no tengo críticas negativas con respecto a los cursantes y al curso en sí, al contrario, fue muy positivo”. En cuanto a las coberturas periodísticas, consideró que hubo “mucho profesionalismo” y que “la labor fue excelente porque supieron contar todas las situaciones que les fuimos planteando”.
Con el curso culminado, el Principal Nittinger confesó que espera participar con ansias una próxima edición. Por eso, convocó a los periodistas del país a participar de esta experiencia. “Ustedes tienen la responsabilidad del boca a boca, para que el curso tenga trascendencia, que llegue a otros corresponsales a futuro para participar”. Su máximo deseo, que “los brazos de los corresponsales y nuestras fuerzas armadas estén acotados y no estén tan distantes”.