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Crisis de identidad en las mujeres: herramientas de autocuidado y cómo romper patrones familiares para lograr vínculos más sanos

Salud23 de agosto de 2024Redaccion RMMRedaccion RMM

La terapeuta Patricia Méndez abordó la crisis de identidad particularmente femenina pero también en varones y ofreció herramientas de autocuidado. Además, explicó la importancia de revisar la historia familiar, identificar patrones y aplicar técnicas como el desdoblamiento del tiempo para una vida más plena con vínculos sanos.

Patricia Méndez, terapeuta holística con vasta experiencia, compartió sus conocimientos sobre el despertar de la identidad femenina y el autocuidado. Destacó que una de las consultas más recurrentes en su consultorio es la búsqueda de identidad propia, especialmente entre mujeres que se sienten atrapadas en roles tradicionales y sociales.

“Nos han chipeado para ser la mujer maravilla, para poder con todo y estar perfectas siempre”, señaló. Esta presión constante llevó a muchas mujeres a cuestionarse su identidad más allá de sus roles de madre, esposa, empresaria, entre otros. “Es necesario volver a validar nuestra identidad independientemente del hacer”, subrayó Méndez.

Romper con los mandatos
Méndez explicó que una de las primeras herramientas para reencontrarse que toman en cuenta en terapia, es revisar la historia familiar y los mandatos heredados. “Trabajamos mucho con el árbol genealógico para entender las expectativas del sistema respecto al rol de la mujer”, explicó. Además, mencionó que los hombres también se ven afectados por estos patrones y que recibe muchos varones en consulta, lo cual considera una buena señal de cambio.

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Según la terapeuta, es posible romper con los mandatos identificándolos y teniendo el valor de instaurar nuevas reglas de convivencia. Afirmó que el pasado nos condiciona, pero no nos determina, por lo que “lo importante es mirar hacia atrás con mucho amor, no con juicio y decir, ‘ellos hicieron lo que pudieron y en ese momento era lo que yo necesité, también yo soy el resultado de eso. Ahora puedo mejorar, incluso puedo ser una mejor versión y tengo que estar dispuesta a romper con esos pactos’. Y a inaugurar en función de lo que yo sé, lo que yo aprendí, lo que yo deseo, reglas nuevas de convivencia, conmigo mismo, con el otro, con mi trabajo, con mis vínculos”, precisó.

Desdoblamiento del tiempo
Una de las técnicas que utiliza Méndez es el desdoblamiento del tiempo, que consiste en identificar momentos de presión y preguntarse de dónde vienen esos sentimientos. “Es como una toma de conciencia y consiste en poder volver a verme a mí misma chiquitita, viendo que estoy reaccionando desde ese patrón de los 5 años 6 años, cuando en realidad tengo 30, 40, 50 y se produce en ese momento una toma de conciencia que actualiza la respuesta”, afirmó.

Y completó: “Se llama desdoblamiento porque yo desde mi versión adulta, miro a esa niña que está enloquecida con algo, sufriendo y le doy la información de que eso ya pasó y que esta realidad es nueva”.

Por otro lado, Méndez también hizo énfasis en la importancia de trasladar esta ruptura de patrones a la relación con los hijos con el objetivo de disfrutar de la maternidad. Recomendó reconocer las propias limitaciones y experiencias de nuestra infancia, y trabajar en ellas para no transferir esas carencias emocionales a nuestros hijos.

La terapeuta instó a validar las emociones y demandas de los niños, utilizando estas situaciones como una oportunidad para sanar nuestras heridas pasadas. De allí que subrayó la relevancia del juego como un lenguaje esencial para los niños, que permite conectar con ellos de manera auténtica. Integrar a los menores en las actividades que realmente disfrutamos es una forma efectiva de crear momentos de conexión genuina, asegurando que se sientan acompañados y comprendidos.

«Cada maternidad o paternidad es una gran oportunidad de ir resignificando nuestra propia infancia. A veces creemos que lo ideal sería que el niño juega lo que a él le gusta y yo entre en su juego, pero si yo veo que me cuesta, que no puedo hacerlo; lo puedo llevar a mí juego al niño, yo también tengo una niña que quiere jugar. Porque el niño que no juega con sus padres por más que el padre esté 24/7 encima, va a sentir que no está porque el lenguaje del niño es un lenguaje lúdico», concluyó.

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