Se celebra en conmemoración al natalicio de Andrés Guacurarí. El mate es parte de la cultura y emblema de idiosincrasia argentina.
El Día Nacional del Mate fue instituido por ley en 2015 en conmemoración del nacimiento en 1778 del héroe provincial Andrés Guacurarí y Artigas. Fue uno de los caudillos federales de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
En 2013, el mate fue declarado infusión nacional, símbolo de nuestra tradición y costumbres. Un año después, en diciembre de 2014, el Congreso de la Nación Argentina sancionó la Ley 27.117, la cual establece que el día 30 de noviembre de cada año se celebre el Día Nacional del Mate.
Es interesante recordar que la palabra mate nace del vocablo quechua matí, y significa calabaza, ya que históricamente era el recipiente y material donde más se tomaba.
En tanto la bombilla se denominaba tacuarí y era simplemente una cañita ahuecada. Las formas de disfrutar el mate se fueron modificando con el tiempo, pero lo que se mantiene intacto es la costumbre de disfrutar esta bebida tan representativa de nuestro país.
El Mate: la infusión más elegida.
La infusión tiene un alto poder antioxidante, más que el té verde y el vino tinto. Según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), el mate actúa sobre los radicales libres, donde a través del smog, el estrés, la mala alimentación, se van activando en el cuerpo células cancerígenas, y los antioxidantes trabajan sobre esos radicales libres.
Esta bebida tiene una gran tradición, lo que la hace es una de las favoritas de los argentinos. Se debe a por su forma de compartirla y el sentido de comunidad que genera.
La yerba está presente en más del 90% de los hogares del país (datos oficiales del INYM). Además, recorre el mundo con aquellos argentinos que decidieron emigrar. Deportistas y figuras consagradas (argentias o internacionales) han adoptado esta tradición como propia.