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Joe Biden enfrenta una elección que puede marcar su gobierno: este martes se eligen los últimos dos senadores en Estados Unidos

Georgia elige a los últimos dos senadores que quedan por votar en el país y el presidente electo necesita que ganen los candidatos demócratas.

Mundo 04 de enero de 2021 Redaccion Multimedios Genesis Redaccion Multimedios Genesis

Sólo así podrá contar con una ajustada mayoría parlamentaria, que puede ser decisiva para el éxito de su gestión.

 

John Hardy Isakson es una figura casi familiar para los 10,6 millones de habitantes de Georgia. Este veterano dirigente republicano, que acaba de cumplir 76 años, fue durante más de cuatro décadas una figura clave de la política local. Tuvo siete mandatos como miembro de la Cámara de Representantes del estado y uno en la de Senadores, y fue candidato a gobernador, aunque sin éxito.

En 1999 se convirtió en representante de sus conciudadanos en Washington, como congresista nacional por el Sexto Distrito de Georgia. Y en 2004 se le presentó la ocasión de asumir el máximo desafío de su carrera: ocupar una banca en el exclusivo Senado estadounidense. El ex gobernador demócrata Zell Miller, senador entre 2000 y 2004, podría haber sido un rival muy duro, pero le allanó el camino al decidir no presentarse a la reelección, dejando su lugar a la menos conocida Denise Majette.

 

Quince años después, el hombre que reemplazó al último senador demócrata que tuvo Georgia le dio al partido que enfrentó toda su vida una oportunidad inesperada de sumar un escaño extra, que podría darle la mayoría en la Cámara Alta al futuro gobierno de Joe Biden. En rigor, le permitiría igualar en 50 a los republicanos, habilitando a Kamala Harris a desempatar como vicepresidenta.

 

Cada uno de los 50 estados del país elige dos senadores, por un mandato de seis años. Como el cuerpo se renueva por tercios cada dos años, nunca coincide la elección de ambas bancas en un mismo ciclo electoral. En uno le toca a una, en el siguiente a la otra y en el tercero a ninguna.

 

El escaño de Isakson, que había sido reelecto en 2010 y en 2016, volvía a ponerse en juego recién en 2022. Pero como este renunció el 31 de diciembre de 2019 por razones de salud, cuatro años después de anunciar que tenía Parkinson, Georgia debe renovar sus dos bancas en este ciclo electoral: la que el también republicano David Perdue ocupa desde 2015 —que era la que correspondía elegir ahora— y la de Isakson —ocupada provisionalmente por Kelly Loeffler desde el año pasado—.

 

A pesar del triunfo de Biden en los comicios del 3 de noviembre, la elección legislativa del Partido Demócrata fue bastante pobre. En la Cámara de Representantes mantuvo la mayoría, pero con diez congresistas menos que antes. En el Senado, hasta ahora apenas logró recuperar una de las bancas que estaban en poder del Partido Republicano, que se impone por 50 a 48. Sólo ganando las dos de Georgia podría igualarlo.

 

Si esto no se resolvió el 3 de noviembre es porque Georgia es, junto a Louisiana, el único estado en el que hay ballotage si ninguno de los candidatos supera el 50% de los votos. Es lo que sucedió. Por eso, este martes se realizan dos segundas vueltas. En la elección regular, Perdue compite contra el demócrata Jon Ossoff. En la elección especial, Loeffler se enfrenta a Raphael Warnock.

 

El resultado de ambas disputas será decisivo para los primeros dos años del gobierno de Biden. Es cierto que una mayoría tan ajustada como la que podría conseguir si su partido gana las dos estaría lejos de darle carta blanca para hacer todas las reformas que él y muchos de sus votantes pretenden. Pero podría facilitarle mucho los primeros pasos de su administración, dado que tener el control del Senado es vital para los nombramientos en los principales puestos del Ejecutivo.

 

Si, en cambio, uno o los dos candidatos demócratas pierden, se enfrenta al riesgo de que su gobierno tenga a los pocos meses de haber asumido el desgaste de uno que está terminando. En el fondo, la amenaza latente en una política estadounidense que está dividida como nunca en el último siglo, es que el empate entre los polos antagónicos termine en un bloqueo que impida avanzar en cualquier dirección.

FUENTE: Misiones Online 

 

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