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“Hay que realizar los sueños y no dejar marchitar la vida”, aconsejó el aventurero Herman Zapp

Eldorado 22 de febrero de 2022 Redacción Redacción

Hace más de veinte años recorren el mundo y por unos días visitan la ciudad de Eldorado, se trata de la familia rodante de Herman y Candelaria Zapp, con sus cuatro hijos.


Cuando salieron por primera vez -a principios de siglo- eran únicamente ellos dos y se habían propuesto nada más que seis meses de travesía, pero hoy día tienen cuatro hijos, con quienes ya visitaron los cinco continentes.


Multimedios Génesis habló con Herman, quien mencionó: “Hoy estamos por Eldorado, porque vamos a visitar las maravillosas Cataratas del Iguazú y los saltos del Moconá. Además, gracias a las redes sociales, habíamos recibido una invitación de una familia de Eldorado y acá estamos”.


“Realizar los sueños, es realizar la vida. Así que los sueños hay que cumplirlos, porque la vida no está para dejarla pasar y marchitarla”, expresó el aventurero.

Esta es la historia....
Herman y Candelaria se conocen desde que eran niños y se pusieron de novios en la adolescencia. Cuentan que sólo vuelven a una casa “cada dos o tres años, por tres meses” y está en Cardales (provincia de Buenos Aires), la cuidan unos primos. La habían terminado poco antes del 25 de enero de 2000. Ese día, Candelaria y Herman, un matrimonio veinteañero con unos miles de pesos ahorrados, registraron en el Obelisco el inicio de su viaje: la aventura de atravesar América en un auto antiguo hasta llegar a Alaska, “lo más alto”, en seis meses.


“Secretaria” y “electricista” declararon en migraciones. Aquel semestre y esos fondos sólo alcanzaron hasta Ecuador. Pero el sueño, más tarde, se cumplió y se multiplicó. Se las rebuscaron. Y la travesía se extendió. Lleva más de dos décadas. 

Familia Zapp
Tuvieron cuatro hijos en el camino: Pampa (18), Tehue (15), Paloma (13) y Wallaby (11). Sus nacionalidades son de Estados Unidos, Argentina, Canadá y Australia; respectivamente.
Y se movieron siempre con el mismo pintoresco vehículo Graham-Page de 1928 y sus ruedas de madera. En él recorrieron los cinco continentes. Con el tiempo, esta reliquia fue adaptada y alargada para incorporar una fila más de asientos al fondo y también para obtener una amplia cama.

Más comunicación personal
Los mapas se conseguían sólo al entrar a un país, pero a veces en sus capitales, así que la mayoría de los caminos los transitábamos sin conocerlos.
Llamábamos por teléfono público. Los mails, desde los “cibercafé”. Una amiga de mi hermana los imprimía.
"Es bueno no estar todo el tiempo comunicado on line", afirma Herman y agrega: "De esa manera, uno tiene que hablar con la gente de cada lugar y recibe muchas sorpresas, haciendo grandes amistades".

Escucha la entrevista: click aquí:

HERMAN ZAPP

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