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Historia de una víctima acusada de homicidio por un diagnóstico errado

Huérfana de padres, a los 13 fue entregada por su hermana a un hombre que la sometió por años. “Soy inocente, nunca maltraté a mi bebé y sólo Dios sabe lo que lloré su muerte”

Policiales 28 de diciembre de 2020 Redaccion Multimedios Genesis Redaccion Multimedios Genesis

Lidia Ester Suárez (20) tuvo una vida de película. Pero una película de terror. A los 12 años quedó huérfana de madre y padre, por lo que una hermana mayor se hizo cargo de ella un tiempo y luego se la entregó a Rubén Rolando Maidana (39).

 
Tenía apenas 13 cuando se convirtió en la concubina de un hombre 19 años mayor que ella.

 
Nadie dijo nada, nadie denunció una situación a todas luces aberrante. Al contrario, su propia hermana propició una relación abusiva, como aún perdura en ámbitos rurales y vulnerables de Misiones.

 
“Desde los 13 estuve con él porque murieron mis padres y me obligué a hacer esa vida. Tengo hermanos, pero ellos no me quisieron dar un techo. Él me visitaba en la casa de mi hermana y un día me dijeron que me tenía que ir con él. No me quedó otra, no sabía mis derechos ”, reflexionó la joven en diálogo con El Territorio.

 
En los siete años de convivencia con el individuo tuvo cuatro hijos, tres varones y una nena, la que nació prematura a consecuencia de una brutal paliza que le propinó Maidana a la madre.

La pequeña Milagros Soledad Suárez fue dada a luz el 24 de diciembre del año pasado con solo cinco meses de gestación y un peso de 850 gramos.

 
Por su delicado estado de salud permaneció en el sector de neonatología del Hospital Samic de Oberá hasta el 22 de junio, cuando regresó a su casa. Le demandó seis meses alcanzar el peso adecuado para recibir el alta.

Pero el pasado 4 de septiembre, cuando la beba tenía apenas ocho meses, la comisaría de Campo Grande recepcionó un llamado alertando que en el barrio ex Ruta 14 había un bebé sin signos vitales. Comenzaba otro capítulo en la vida de terror de Suárez.

 
La peor hipótesis

 
Un par de horas después de constatarse el deceso, la Policía de Misiones dio a conocer el diagnóstico de un médico de la misma fuerza, al tiempo que el juzgado interviniente ordenó la detención de los progenitores. 

 
Según el citado parte de prensa del 4 de septiembre, el médico policial determinó que el cadáver de Milagros Soledad presentaba hematomas en varias partes del cuerpo y lesiones en las partes íntimas, “con signos de violencia. Se solicita autopsia médico legal para determinar la causa de defunción ”, se citó textualmente.

 
Enseguida, a partir de lo dictaminado por el médico, se echó a rodar la peor de las hipótesis: la habría sido víctima de abuso sexual y asesinada a golpes.

 
El presunto final de la beba conmovió a la opinión pública provincial y el caso llegó a los medios nacionales.

 
A consecuencia de ello, los padres fueron víctimas de apremios y torturas policiales en sus lugares de detención, tal como denunciaron oportunamente. 

 
De todas formas, a las 48 horas la causa dio un giro rotundo, ya que el informe de autopsia contradijo la opinión del primer facultativo y descartó el abuso sexual y la muerte violenta.

 
Se trató de una “muerte natural producto de una sepsis (infección generalizada), falla multiorgánica a consecuencia de una bacteria o agente patógeno”, citaron los forenses.

 
Otra discordancia entre el informe forense y la opinión del médico policial tuvo que ver con un supuesto hematoma en la cabeza, lo que fue descartado en la autopsia. Resultó que era una deformidad ósea congénita. 

 
Falta de mérito

 
A pesar de lo contundente del informe forense, lo que fue reiteradamente esgrimido por las defensas de Suárez y Maidana, desde el Juzgado de Instrucción Uno solicitaron una batería de informes para descartar el presunto abuso y la muerte violenta.

 
Todo en medio de marcadas restricciones por la pandemia de Covid-19 y la carencia de un juez natural en el citado juzgado por la renuncia de Alba Kunzmann de Gauchat, lo que derivó en sucesivas subrogaciones y demoró la resolución.

 
Finalmente y tras permanecer más de tres meses y medio detenidos, el último martes Suárez y Maidana fueron liberados por decisión del juez de Instrucción Tres de San Vicente, Gerardo Casco, subrogante del Juzgado de Instrucción Uno de Oberá.

 
Ambos progenitores fueron beneficiados por la falta de mérito, figura que se extenderá por un año, plazo que la Justicia tendrá para recepcionar o no nuevas pruebas.

 
En caso de que en dicho lapso no hallasen elementos para imputarlos, ambos serán sobreseídos definitivamente, cuestión que los abogados dieron por hecho. 

 
Como una última afrenta del sistema hacia la joven, la Policía la trasladó hasta el juzgado sentada al lado de su ex concubino, de lo que fue testigo El Territorio.

 
“Soy inocente, nunca maltraté a mi beba y sólo Dios sabe lo que lloré su muerte. Siempre tuve los cuidados que necesitan, nunca quise que le pase nada ”, subrayó en el diálogo con este diario, otras vez como una persona libre.

 
Estuvo acompañada sólo por sus abogados María Cristina Salguero y Dardo Koziarski, ya que ningún familiar o amigo se acercó para asistirla, otra muestra de su extrema vulnerabilidad.

 
Dolor de madre

 
En la primera entrevista que concedió, Suárez mencionó que su beba nació prematura por la paliza que le dio su concubino y aseguró que siempre le brindó los cuidados tuvo a su alcance. Además, reconoció que nunca investigó que su ex haya lastimado a la pequeña.

 
En tanto, desestimó que en un primer momento, el 4 de septiembre, le haya dicho por teléfono al hombre que su hija estaba muerta y que él sabía bien por qué, como declaró una vecina.

 
“Por un lado estoy contenta porque voy a volver con mis hijos; pero también estoy triste porque falleció mi beba. Yo la amaba, ella era una luchadora y quería vivir. Pero era prematura y se enfermó, pobrecita ”, comentó emocionada.

 
Asimismo, recordó que “Milagros estuvo seis meses internada en neo y estuve siempre con ella. Sólo iba a mi casa a buscar ropa y volvía. Nunca la descuidé, siempre estuve con ella ”.

 
Sobre la versión de la llamada, indico que su ex nunca le permitirá tener teléfono, por lo que al constatar que la beba no respiraba recurrió a una vecina: “Lo que hice fue pedir ayuda. Si dijeron algo malo fue chisme, mentiras ”.

 
Precisó que convivió con Maidana desde los 13 años, aunque “siempre me maltrató y me golpeó. Me decía que no tenía derechos, que era una cualquiera. Aparte vivíamos en la chacra, lejos, y no podía pedir ayuda. Recién el año pasado nos mudamos a Campo Grande. Es horrible todo lo que pasé, no quiero saber más nada con él ”.

 
Consultada sobre la denuncia que radicó por apremios en la Comisaría de Campo Grande, indicó “me trataron muy mal, peor que si fuera un animal. Las policías me golpearon mucho ”.

 
Y agregó: “Ahora sólo quiero están con mis hijos, abrazarlos y compartir con ellos. Empezar de vuelta ”.

 
“Falta perspectiva de género”

 
Si bien en un primer momento el shock de la noticia generó aversión social hacia los progenitores, con el correr de los días se conocieron detalles que los terminaron desvinculando y hasta ubicando en el rol de víctima, como en el caso de la madre.

 
“Debo recalcar que falta perspectiva de género en las causas penales. Se juzga a la madre, quien a su vez fue víctima de violencia durante por lo menos siete años. Era muy menor cuando comenzó su relación de pareja, pero eso no se volcó al expediente. Y es un problema grave cada vez que surge un caso semejante, donde anticipadamente se imputan delitos sin analizar el contexto en el que surgen las cosas ”, subrayó la abogada Salguero.

 
En tal sentido, trajo a colación el caso de Rocío Mattos (38), quien el año pasado estuvo detenida en el marco de la investigación por el deceso de su hija mayor, Aylhén Rocío Mattos (18).

 
La situación de la progenitora se complicó porque la autopsia determinó que la joven, que era discapacitada, falleció por un cuadro de desnutrición severa. Pero en la instrucción se evidenciaron varios factores que ubicaron a la madre como víctima, ya que tuvo intentos de suicidio, falta de contención del Estado y fue diagnosticada con trastorno límite de la personalidad (TLP), una enfermedad psiquiátrica que requiere tratamiento y medicación.

 
“En la causa de Rocío Mattos se discutió mucho y se pidió que se aplique una perspectiva de género. Y en el caso de Lidia Suárez pasó lo mismo. Por eso es algo que la Justicia misionera les debe a los ciudadanos, aplicar la perspectiva de género en el caso de las mujeres acusadas ”, agregó Salguero.

 
Presunción y condena social 

 
Para el abogado Dardo Koziarski, el origen de las sospechas sobre los progenitores se basó “en un diagnóstico apresurado del médico policial y en el apuro de la Policía en informar una presunción. La autopsia evidente lo que nosotros conjeturamos desde el primer momento: que esto fue infortunio. Murió producto de una bacteria que hizo colapsar todos los órganos, ya que en menos de 72 horas una bacteria puede producir la muerte de un bebé, como nos explicaron ”.

 
También hizo hincapié en la codena social que afectó a su cliente, sobre todo a través de las redes.

 
“Se generó todo un debate, pero pienso que hay que ser respetuosos de la investigación porque es la vía para develar la verdad de los hechos. No es bueno hacer juicios de valor de entrada y este caso lo demuestra ”, agregó.

 
Por su parte, la codefensora María Cristina Salguero subrayó que “se probó que no hubo abuso ni violencia. En realidad, desde el primer día planteamos que no había elementos para sostener la detención y que debía ser excarcelada, pero la causa se alargó mucho y así pasaron tres meses y medio ”.

 
Si bien por el momento no solicitaron medidas de protección para Suárez, tampoco descartaron dicha opción por los antecedentes de violencia de Maidana.

 
“Por lo pronto, según le manifestó a su abogado, no se va acercar a la señora. Después se verá cómo se revincula con los hijos ”, precisó la letrada.

FUENTE: El Territorio 

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