Misiones, el lugar donde se respira la paz

La provincia de Buenos Aires fue un polvorín en las últimas horas por el asesinato de un chofer de colectivos, y por la violenta agresión al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. Muy lejos de esa dramática realidad, donde cunde la irritación, el desencanto y la desesperanza, Misiones exhibe trabajo, diálogo y respeto social, y transita un clima electoral en paz y concordia.

Por Gustavo Verón (*)

En Misiones, la gente sale a trabajar y vuelve a su casa. Lo hace el comerciante, el chofer de colectivos, el motomandado, el policía, la vendedora de ropa, cualquier laburante. Salir y regresar a casa es la constante de todos los días. Parece un dato ocioso, pero no lo es. Porque en la pantalla nacional se ve otra cosa, la gente vive crispada, enojada, angustiada, aterrada y podríamos seguir sumando sinónimos. Es que la gente sale a trabajar y no tiene la certeza de volver, en muchos casos, o de guardar el auto sin ser víctima de una “entradera”. La pantalla nacional muestra una Argentina que no representa a todos, pero habla por boca de todos, y pretende transferir muchas veces un humor social que solamente se respira desde la avenida General Paz hacia el Riachuelo. Misiones vive otra realidad.

Los puñetazos que “ligó” este lunes el ministro de Seguridad, Sergio Berni, es el claro resumen del hartazgo hacia la política perezosa e  irresoluta, esa que, o nunca aparece o hace el juego del funcionario mesiánico. La gente está harta de esa política, la que no soluciona, la de relleno. La mecha está encendida hace tiempo y cualquier situación provoca el estallido. El asesinato este lunes del chofer de la línea 620 es una muestra más de innumerables situaciones donde la política hace tiempo perdió el control de la gestión y se quedó enredada entre los dimes y diretes de grupúsculos que pujan por porciones de poder y nada más. No les importa la gente. En Misiones la política es otra cosa. Está parada en la antípoda de esa acuciante realidad nacional. En Misiones, el Estado es el instrumento desde el cual la política ejerce acciones que la comunidad necesita. Y por mandato soberano, el Gobierno debe responder como el primer responsable de ese Estado. De ahí, cuando decimos política de Estado es nada más y nada menos que las acciones de Gobierno que  buscan encarnar un bien social, ciudadano y comunitario, responsable y permanente.

En Misiones, la gestión se entiende como estrategia para atender lo urgente y lo importante sin prevalencia de una sobre otra. Esta equilibrada combinación de criterios es posible con un elemento indispensable: el diálogo. En Misiones se dialoga. No es aleatorio. Es una exigencia. Un mandato. Desde las más altas esferas de la política se apela a esta herramienta democrática. Dialogan entre sí los Poderes del Estado, dialoga el Gobierno con los opositores, dialogan los funcionarios con su gente. Diálogo que se traduce en cercanía para escuchar y resolver, para anticiparse y corregir errores o para profundizar aciertos.

La pantalla nacional nos cuenta lo que sufre un país que nos integra territorialmente, pero no nos refleja ni representa. En Misiones se vive otra cosa. En Misiones se respira la paz.