La moda más rara de todo el siglo XX: cuando las ‘flappers’ decoraron sus rodillas
General20 de abril de 2023Redaccion Multimedios GenesisSurgió tras una campaña publicitaria de una joyería y, pronto, todas las mujeres que querían emanciparse comenzaron a pintarse esta parte de su cuerpo.
Los años 20 del pasado siglo llegaron pisando fuerte. Aunque no podemos decir que estos no lo hayan hecho también. La Belle Époque había dado paso a una cruenta guerra sinsentido, provocando un espíritu nihilista sobre el porvenir humano y augurando la llegada de las vanguardias. Y después, todos los jóvenes que quedaban vivos (esa generación perdida a la que se referían Hemingway y compañía) solo tenían una cosa en mente: pasarlo lo mejor posible durante el mayor tiempo posible. Se habían perdido tantas vidas (a lo largo de los cuatro años que duró la Gran Guerra murieron unas diez millones de personas), que los que quedaban solo podían brindar por los que ya no estaban, en una fiesta eterna.
El mundo aún no estaba globalizado y poco tenían que ver las fiestas grabadas a fuego en nuestro imaginario colectivo, propias del Gran Gatsby, con la situación que se vivía en España con Eduardo Dato al frente en 1920. No obstante, algunas características han quedado para el recuerdo.
Las mujeres ya no querían ser amas de casa o quedarse en el hogar, sino que soñaban con parecerse a actrices y artistas de moda.
Una de ellas es ese primer coletazo de emancipación de la mujer, en un mundo en que ya habían surgido las sufragistas. Las flappers son el icono auténtico de los felices años 20, esas mujeres de pelo a lo garçon y vestidos de lentejuelas, que conducían rápido y fumaban en el calor de los bares, atreviéndose a hacer las cosas más indecentes.
Locas, indecentes, libres
El jazz iba y venía, exportado por los estadounidenses que iban a Europa. En el continente americano la Ley Seca hacía de las suyas, provocando que se abrieran clubes ‘de jazz’ donde se proporcionaba alcohol ilegal a los más sedientos. Tras la Primera Guerra Mundial, muchas mujeres se incorporaron al trabajo, lo que provocó irremediablemente que cambiase la moda.
Las mujeres andróginas ya no querían ser amas de casa o quedarse en el hogar, sino que soñaban con parecerse a actrices y artistas de moda, como Clara Bow (considerada la primera it girl de la historia), Louise Brooks o la actriz Olive Thomas, conocida como la flapper original. Thomas no ha trascendido tanto debido a su prematuro fallecimiento, cuando estando en París con su marido Jack Pickford ingirió por equivocación (se supone) una gran dosis de cloruro de mercurio, recetada para tratar la sífilis crónica que él sufría.
Fuente: YouTube (@lamodaenlahistoria).
Rodillas pintadas
Pelo corto y desenfadado, labios pintados, vestidos sin corsé. Tenemos en mente la imagen de la flapper, aunque quizá algunos detalles se nos escapan. Por ejemplo, las rodillas pintadas. Probablemente no vuelva a ponerse de moda por ser algo muy específico, pero en su tiempo causó gran sensación. El movimiento de las rodillas pintadas surgió tras una campaña publicitaria de una joyería famosa que se hizo (como diríamos hoy en día) viral. En aquellos tiempos, con Coco Chanel y los demás diseñadores de moda, se estaban creando las faldas más cortas hasta entonces, con el dobladillo justo por debajo de la rodilla.
El problema era que las mujeres solían ponerse medias altas, más allá de las rodillas, las cuales eran muy incómodas y acababan enrollándose y cayéndose. Por ello mismo, la campaña publicitaria tuvo tanto éxito: las chicas se ponían medias por debajo de las rodillas y, como eso estaba mal visto, complementaban el conjunto añadiendo rostros u otros dibujos pintados en esa zona específica del cuerpo.
Se ponían medias por debajo de las rodillas y, como eso estaba mal visto, complementaban el conjunto añadiendo rostros u otros dibujos pintados en esa zona específica del cuerpo
Como en cualquier otra moda, hubo muchas variaciones a lo largo del corto periodo de tiempo que duró. Por un lado, se mostraban por primera vez una parte del cuerpo que nunca antes había sido visible. Por otra, sirvió para canalizar las tendencias artísticas de muchas personas: desde pinturas al óleo hasta acuarelas, incluso las mujeres de clases privilegiadas contrataban a pintores renombrados para que fueran ellos quienes decorasen sus rodillas.
Las chicas se ponían medias por debajo de la rodilla.
Dibujos y paisajes
Las flappers solían poner un cierto rubor sobre las rodillas cuando acudían a los bailes, de tal manera que las marcas de cosméticos comenzaron a vender maquillajes para esa zona específica del cuerpo. A mediados de década, comenzaron a pintarse paisajes, rostros, letras o estampados florales. “Tener un diseño en la rodilla es muy ‘chic’, apropiado y a la moda“, decía un periódico de San Antonio (Texas). “Algunas dibujan los rostros de sus novios en sus rodillas. Otras, hermosos paisajes. Y están las que se contentan con miniaturas cuyos detalles solo son visibles con lupa”, explicaba el ‘Tampa Bay Times’ en 1925.
“Algunas dibujan los rostros de sus novios en sus rodillas. Otras, hermosos paisajes. Y están las que se contentan con miniaturas cuyos detalles solo son visibles con lupa”
Los periódicos hacían eco a menudo de estas anécdotas, como la historia de Clarice Wilson, una mujer que decidió pintar en sus rodillas el retrato de los dos perros que acababa de comprar y que a su marido no le hacían gracia. En venganza, su esposo también se pintó en las rodillas los rostros de las dos mujeres más atractivas del barrio en el que vivían. La moda llegó a cambiar tanto que hubo momentos en los que las chicas incluso se dibujaban las noticias relevantes en aquellos momentos, o los sucesos más curiosos que habían sucedido en el mundo. Como no podía ser de otro modo, muchas personas estuvieron en contra de la moda y señalaron que la consideraban poco menos que una ofensa visual.
Curiosamente, en los años 60 volvió a ponerse de moda, y las reacciones al respecto fueron muy similares a las de los predecesores de los felices años 20: “Creo que es bastante ridículo”, o “me gusta ver piernas simples” fueron algunas de las respuestas. De cualquier forma, las mujeres recurrieron a la pintura en las rodillas no solo para demostrar su creatividad o divertirse (que también) sino para afirmar su autonomía, su modernidad y poder ser al fin dueñas de su sexualidad, de una manera mucho más política de lo que pudiera parecer.
Como todo, las flappers llegaron y pasaron. No pudieron resistir al Crack del 29 ni la Gran Depresión
Las flappers solían poner un cierto rubor sobre las rodillas cuando acudían a los baile.
Pero, como todo, las flappers llegaron y pasaron. No pudieron resistir al Crack del 29 ni la Gran Depresión, con su estilo de vida despreocupado y hedonista que no casaba con los problemas económicos de los años 30. Los felices años 20, esa época que pareció ser una fiesta sin fin, se evaporaban ante los ecos de otra nueva guerra, los nacionalismos y todos los conflictos posteriores.
Ellas, al menos, contribuyeron a que las mujeres pudieran intentar emanciparse en un mundo que volvía de nuevo al conservadurismo. Las inocentes rodillas pintadas quedaron como un recuerdo de una época breve de ensoñación en la que todo parecía posible. Después, llegarían las pesadillas.
Fuente: El Confidencial