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Valentina Ferrari, de Oberá a las principales pasarelas de Europa

Provincia 04 de enero de 2024 Redaccion Multimedios Genesis Redaccion Multimedios Genesis

Con apenas 18 años, viajó a París para cumplir su sueño de trabajar como modelo en el circuito de los grandes desfiles. Con un poco de suerte y mucho sacrificio, hoy vive en Milán, donde trabaja para Gucci y otras importantes marcas de alta costura.

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 Por Juan Báez Nudelman

Valentina Ferrari D’Agostini es una reconocida modelo misionera que vive hace varios años en la ciudad de Milán, Italia. Allí, trabaja para diseñadores y marcas de alta costura, entre las que destacan Gucci, Burberry, Geox, Piko, Gianvito Rossi, por mencionar sólo algunas. A pesar de su corta edad, su carrera es el resultado de un largo camino que comenzó en su Oberá natal.

“Todo nace en la Fiesta del Inmigrante”, contó en Acá y Ahora sobre sus orígenes. A los 12 años, participó con la colectividad nórdica y tuvo su primer acercamiento al universo de la moda. Fue a través de agentes que venían en búsqueda de nuevos talentos y vieron en ella un gran potencial. De todos modos, admitió que nunca pensó ser modelo, sino que “fue algo que se fue dando de manera orgánica”.

Sus influencias en los primeros pasos
De pequeña, miraba con una gran fascinación a su colega coterránea Ingrid Grudke. Su familia le contó que también era de Oberá y para ella resultaba admirable que alguien de su misma ciudad pudiera llegar a estar en un lugar así, a nivel profesional. A los 14 volvieron a ofrecerle un trabajo en Buenos Aires, pero Valentina no quiso quemar etapas ni perderse momentos tan importantes de su adolescencia; por lo que realizó sus primeros viajes junto a su madre. 

A su debido tiempo, se trasladó a Buenos Aires donde ingresó rápidamente a un circuito de grandes marcas como Prune, por ejemplo. No obstante, tuvo el pálpito de que era momento de dar un salto y emprendió un viaje a París, apenas cumplidos los 18. De allí, tuvo un paso por Londres y terminó de asentarse en Milán, donde vive actualmente. La distancia con su familia, sumado al desafío de empezar de cero y hacerse un lugar en el ambiente, hicieron que su primera etapa de adaptación fuera difícil.

Incluso, contó a Canal 12 que realizó un primer casting para Gucci pero no fue aceptada. “Después de tres años, mucha resiliencia, ganar experiencia en otros trabajos, todo eso hizo que me luego me eligieran”, manifestó sobre ese capítulo de su vida. Al principio, apostó a marcas menores que le permitieron profesionalizar su desempeño. Valentina explicó que “no hay una escuela o una universidad donde te enseñan cómo tenés que ser” y que el oficio es de un aprendizaje proactivo, que sucede mientras se desarrolla.

El trabajo de modelar y la parte oculta del iceberg
Más allá del trabajo en pasarelas, Valentina destacó que trabaja todos los días en diferentes aspectos que hacen al modelaje. Si bien, las campañas o las fechas del Fashion Week son cruciales para la carrera de cualquier modelo, existen otras dinámicas como el fitting, donde se trabaja cara a cara con los diseñadores de estas grandes marcas, algo que para Ferrari representa su “verdadera satisfacción”.

En ese sentido, reconoce que participar de sus primeras campañas mundiales fue una “sensación increíble”. La posibilidad de verse en vidriera a través de una pancarta fue algo muy diferente a las sesiones que se realizan para los sitios webs, usualmente para el sector de e-commerce. Esto es significativo para ella ya que considera que, al ser trabajadores autónomos que dependen de llamadas de clientes, le permiten hacer “el verdadero trabajo de modelo que es hacer el fitting”.

Allí es donde el contacto directo con el diseñador permite que su trabajo adquiera consideración y relevancia, en torno a su estilo, sus medidas y la forma de comportarse a nivel profesional. “Yo por suerte, con todos los esfuerzos y el sacrificio de dejar cosas, me ha llevado a poder trabajar todos los días”, reivindicó. Ferrari, en ese sentido, insistió en el desempeño que requiere su oficio y que se suele romantizar. Es por ello que defiende los pequeños momentos, como lo son el trabajo para redes sociales y el desarrollo de las marcas más allá de los desfiles.

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