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EFA e IEA, las escuelas que no cierran en verano y siguen activas

Provincia 13 de enero de 2024 Redaccion Multimedios Genesis Redaccion Multimedios Genesis

Pese a estar de vacaciones, los docentes continúan con guardias semanales para mantener las huertas, dar de comer a los animales o acompañarlos en la etapa del parto.

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Calor, verano y vacaciones. El momento del año cuando las aulas, los libros de texto y los cálculos matemáticos quedan de lado mientras las escuelas se mantienen a puertas cerradas.

Sin embargo, hay una modalidad de la educación en Misiones que sigue activa y sus docentes se turnan en guardias para mantener todo en pie para cuando se reinicie el año lectivo. Se trata de las Escuelas de la Familia Agrícola (EFA) y los Institutos de Enseñanza Agropecuaria (IEA), que continúan trabajando para sacar al mercado los alimentos que producen, cosechar, dar comida a los animales y mantener todo en orden para cuando los estudiantes vuelvan a clases.

No paran, y no pueden hacerlo, por más que sea enero, febrero o el receso de invierno. El fuerte arraigo que tienen en cada comunidad donde están estos establecimientos es el impulso que los motiva a seguir trabajando por más que el termómetro marque 40º o haya que cubrir cultivos por las heladas.

Para su edición de hoy El Territorio habló con algunos docentes y relevó su sentir y pasión por la docencia.

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“En el verano no cerramos. Se ponen guardias donde los maestros de Educación para el Trabajo (MET) tienen días asignados para no desatender sectores productivos, dar de comer a las gallinas, atender el vivero, la huerta o el sector medicinal”, contó Verónica Amaral, docente de Biología y MET en la EFA San Miguel, de Eldorado. La escuela acoge a una matrícula de 70 alumnos y no sólo acuden estudiantes de la Capital del Trabajo, sino que de a poco se suman de municipios cercanos.

Solamente los docentes están exigidos a estas guardias veraniegas que arrancan de mañana, cuando los primeros rayos del sol aparecen en el firmamento.

“La gran diferencia es que no están los alumnos y por ahí no se hace el trabajo cotidiano que se realiza cuando están ellos como el almuerzo, cena y ducha. Pero sí nos levantamos temprano para dar de comer a las gallinas, ver el agua, lavar los bebederos, regar plantas del vivero. Esta semana, por ejemplo, se cosechó rosella, morrones, se cortó el pasto, se limpió la escuela”, detalló.

Así se mantiene la continuidad productiva para cuando los chicos vuelvan. “Abandonar un sector dos meses es complicado para después arrancar de cero otra vez. Hay que mantener la huerta activa para cuando arranquen las clases contar con productos para la cocina, para alimentar a los alumnos, porque los chicos viven toda la semana acá”, explicó.

Otra parte de la producción se vende para juntar fondos, ya que se encuentran en pleno proceso de ampliación del edificio.

Por otra parte, la educadora hizo mención a cómo se vive la docencia en una escuela EFA y resaltó que las emociones se llevan siempre a flor de piel.

“Esto de estar todo el año activo, de no parar en verano como pasa en la escuela commd (1)ún, se vive diferente, porque siempre decimos que somos una gran familia. En época de clases los estudiantes ingresan el lunes a las 7 de la mañana y se van el viernes a las 16 y todo lo vivimos con ellos. Vemos sus emociones, el compromiso. No es solamente venir a dar clases e irnos, sino que el esfuerzo es enorme para ver crecer la escuela, que los alumnos mejoren en valores y después ellos te lo agradecen”, sostuvo.

 
Trabajo en equipo


“En nuestro caso las guardias son de 24 horas. Somos seis los docentes y nos tocan unas cinco guardias al mes, en las que tenemos que cubrir todas las actividades del campo práctico y mantener en orden la institución como cortar el pasto, las flores, los plantines, las huertas y los cultivos”, contó por su lado Cristian Ariel Nickel, docente del Instituto de Enseñanza Agropecuaria (IEA) 9, de Colonia Aurora, que recibe alumnos de todo el Alto Uruguay.

“El trabajo en las guardias involucra limpieza de los sectores de yerba, plantación de maíz, desmalezar, aplicar fertilizante, pero usar las maquinarias facilita la labor”, agregó al tiempo que comentó que estudian poder incorporar alumnos en las guardias ya que cuentan con disponibilidad de habitaciones.

El instituto, que es de referencia en la zona, también tiene frutales como cítricos, ananá y plantación de bananas donde el Ministerio del Agro y la Biofábrica realizan ensayos.

Pero lo más complejo es el cuidado de los animales, entre los que se encuentran gallinas ponedoras, cuis, bovinos y cerdos que actualmente están en etapa de parición. “En este caso el profesor a cargo es el que tiene que estar atento a veces toda la noche para acompañar al parto, cortar el cordón umbilical, inyectarle hierro”, dijo Nickel y siguió: “En los bovinos hay que rotar pasturas y también hacemos secado de maíz a productores de la zona”.

Para Alicia Núñez, rectora de la EFA de Caá Yarí, el trabajo que se hace en los meses de verano es continuidad de la labor del año lectivo y pese a estar en receso en el dictado de contenidos pedagógicos todo se hace con alegría.

“Ahora trabajamos en la construcción de los baños y pabellones, construyendo invernáculos, reactivando la huerta y preparando los tablones para febrero”, enumeró sobre algunas de las tareas.

“Cuando los chicos ingresen en marzo la idea es tener verduras para el comedor y nos da felicidad saber que cuando retomen las actividades los sectores productivos ya están en marcha con maíz, mandioca y porotos”, agregó.

De esta forma cada docente realiza diversas actividades que ya están planificadas.

Por último agradeció a la comunidad educativa, los municipios de la zona, la Unefam, la Vicegobernación, la Cámara de Diputados y el Instituto de Macroeconomía Circular (Imac, ex Ifai) por el acompañamiento que reciben para que la escuela crezca.

 

Compañerismo en el trabajo
 
Todas las EFA están nucleadas bajo la Unión de Escuelas de las Familias Agrícolas de Misiones (Unefam) que preside Cristina Bandera, quien destacó este espíritu familiar y de compañerismo que reina en cada establecimiento.

“En las escuelas EFA, al haber sectores productivos, la institución nunca queda sola y los docentes se toman sus licencias anuales como siempre, pero nunca dejan de cuidar el establecimiento. Siempre van por la escuela, se hace una guardia y se ponen de acuerdo y cubren este tiempo de vacaciones trabajando en el sector donde hay cerdos, gallinas, pollos, conejos y siguen el proceso como si fuera un día normal del año. En las escuelas nuevas que se van creando es un poco más complicado y ahí van todos para aprovechar enero y febrero y avanzar en el tema de la construcción”, comentó.

A su vez, si bien reciben contribuciones del Estado provincial a través del Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones (Spepm), el Iprodha y la Uscepp para sostener los comedores y avanzar en las edificaciones, se aprovechan estos meses para cultivar productos de estación y almacenar comida para cuando comience el ciclo escolar o poder ponerla a la venta y así juntar más fondos.

“La producción en las escuelas EFA es más intensa en este mes de enero y hasta abril para avanzar en las edificaciones y en la producción de las huertas para llegar a marzo y tener ya una producción para arrancar los comedores. Más en este tiempo, que con el tema de la inflación y la cantidad de alumnos que tenemos debemos contar siempre con cuatro comidas para los chicos. El movimiento de la EFA es un sentimiento y que lo hacemos con el corazón porque nos gusta y esa oportunidad de trabajo en conjunto, en familia, fortalece a todas las instituciones”, cerró. (El Territorio)

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