VIVONUEVO

KinesioEldorado_UGD--2024____1520x200

Los enfermos graves de covid-19 en África son los que más mueren del mundo

En el continente perdieron la vida un 48,2% de estos pacientes, una cifra superior al 31% de la media global, según un estudio publicado en ‘The Lancet’. Entre las razones, las carencias materiales y humanas, el mal uso de los recursos y la prevalencia de otras enfermedades como sida o diabetes.

Mundo 21 de mayo de 2021 Redacción Redacción

Desde el inicio de la pandemia de covid-19 los datos recabados por gobiernos e instituciones han manifestado que la enfermedad ha afectado menos a África. Son apenas 127.000 muertos de los tres millones y medio que se han notificado en el mundo. Y de los 166 millones de contagiados, solo 4,5 millones se registraron en este continente. Pero la duda ha estado presente desde el principio: se ignora si estos datos muestran la imagen completa de la situación o, por el contrario, están incompletos debido a la dificultad de recabarlos en los países menos desarrollados. Ahora, una investigación publicada este viernes en la revista científica The Lancet aporta respuestas en un campo concreto: el de la mortalidad de los pacientes más graves, mayor que en el resto del mundo.

Los resultados de The African Covid-19 Critical Care Outcomes Study (ACCCOS) sugieren que es en este continente donde se da la mayor tasa de mortalidad del mundo entre pacientes graves, por delante de otros donde se han hecho estudios similares: Asia, Europa, América del Norte y América del Sur. No se menciona Oceanía. En concreto, el 48,2% de los pacientes observados en la investigación falleció al cabo de 30 días desde el momento de su ingreso. La cifra supera el 31% de la media mundial, obtenida mediante un análisis paralelo que el equipo realizó con los resultados de un centenar de informes en Asia, América y Europa.

El SARS-CoV-2 ha abrumado los sistemas de atención de la salud en países ricos, como España, y pobres, al causar altas tasas de enfermos graves, de los que la mayoría son mayores de 62 años y presentaban comorbilidades. A esto se une la creciente preocupación porque las nuevas cepas, como la de India, puedan causar picos de fallecimientos en todas las regiones del mundo.

En este contexto, los autores de este estudio sostienen que los pacientes más graves por covid-19 en África tienen menos posibilidades de sobrevivir que los de otros lugares del mundo. Entre las causas: recursos humanos y materiales insuficientes, pero también el uso incorrecto de estos, y la mayor prevalencia de otras comorbilidades en los enfermos; sobre todo, VIH/sida, diabetes, enfermedades hepáticas crónicas y enfermedades renales. “El hallazgo más importante es que los recursos en las unidades de cuidados intensivos [UCI] son limitados, y esto está asociado con la mortalidad en África, más alta que en cualquier otra región del mundo”, responde por correo electrónico el doctor Bruce Biccard, profesor en la Universidad de Cape Town (Sudáfrica) y principal autor del estudio, que es el primero de este tipo que se realiza. “Lamentablemente, indica que nuestra capacidad para brindar atención suficiente está comprometida”.

Esta radiografía del continente ha sido realizada en 64 hospitales de 10 países: ocho de la región subsahariana ―Etiopía, Ghana, Kenia, Malawi, Mozambique, Níger, Nigeria y Sudáfrica― y dos del norte: Egipto y Libia. En estos centros sanitarios fueron evaluadas 3.144 personas, todas mayores de 18 años e ingresadas en la UCI con covid-19 sospechoso o confirmado. El 60% eran hombres y se siguió su estado durante los 30 días posteriores a la fecha del ingreso.

Para Biccard el factor más preocupante es esa limitación de recursos. “En primer lugar, no hay suficientes camas de cuidados intensivos, ya que solo uno de cada dos pacientes derivados a estas unidades es admitido. En segundo lugar, una vez ingresa en la UCI, no hay suficientes recursos para que reciba una atención adecuada”. Para llegar a esta conclusión se evaluó, por ejemplo, si se producían retrasos en el ingreso debido a la escasez de camas y personal. En el caso de las terapias a las que fueron sometidos los pacientes, se observó cuántas veces les podían facilitar soporte respiratorio, ventilación mecánica, pronación (colocar al paciente boca abajo para facilitar la respiración), intubación, suministro de fármacos, diálisis, tratamientos anticoagulantes, terapias experimentales para covid-19 y máquinas de ECMO, que oxigenan la sangre del enfermo cuando la ventilación mecánica ya no es suficiente. Tan solo el 17% de los hospitales visitados posee esta herramienta y, pese a que se ha respaldado su uso en pacientes de covid-19 con insuficiencia respiratoria, solo el 1% de los incluidos en el estudio tuvo acceso ella.

 SS4L5Q4NVFERTG5B2KG6JJPQR4

Otro ejemplo es la diálisis: Disponible en el 68% de los hospitales, se ofreció solo al 10% de los pacientes que la necesitaban. Incluso los materiales más básicos escasean, como por ejemplo los oxímetros que se usan para medir la cantidad de oxígeno en sangre, pues el 14% de los hospitales no posee ni uno. El oxígeno solo estuvo disponible para la mitad de quienes lo necesitaban.

Hay dos posibles razones que explican este uso insuficiente, según el doctor Biccard. “Si existen muy pocos recursos para ofrecer en las UCI, como una sola máquina de diálisis, por ejemplo, cuando haya ingresado más de un paciente que requiera el tratamiento, solo será posible administrarlo a una persona cada vez. Por tanto, los otros no lo recibirán”, argumenta. El segundo punto es que los recursos disponibles pueden no funcionar o no estar en buen estado porque no se haya invertido en su mantenimiento.

La disponibilidad de personal también se ha evaluado, a sabiendas ya de las carencias preexistentes antes de la pandemia. En África, la media es de dos médicos para cada mil personas frente a los 23 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, durante los primeros meses de pandemia se dieron numerosas protestas en países como Zimbabue y Kenia por parte de este gremio, ya que consideraban que eran pocos y que no estaban bien formados, ni preparados, ni equipados, ni pagados para enfrentarse a semejante crisis.

En los hospitales analizados se halló que hay de media dos médicos intensivistas por UCI, una enfermera para cada dos pacientes y un doctor de medicina general para cada cuatro. En un 84% de las UCI había médicos disponibles 24 horas al día, siete días a la semana. “Aunque las unidades de cuidados intensivos informaron de tasas relativamente altas de personal, la mortalidad es elevada, posiblemente debido a la falta de personal especializado”, sostienen los investigadores.

Por otra parte, la mortalidad se asoció con la edad avanzada, el VIH/sida, que duplica el riesgo de muerte, la diabetes, que la aumenta un 75%, la enfermedad hepática crónica, que la triplica, y la enfermedad renal. Sin embargo, ser hombre no se relacionó con un aumento de la mortalidad, contrariamente a otros estudios realizados anteriormente. “Este hallazgo ha sido inesperado”, opina el profesor Dean Gopalan, de la Universidad de KwaZulu-Natal y coautor del informe. “Podría ser que las mujeres africanas en este estudio estuvieran en mayor riesgo de muerte debido a las barreras que sufren para acceder a la atención sanitaria”.

Con esta trabajo, los autores consideran que podrían ayudar a atraer los recursos necesarios para atender a pacientes graves de coronavirus en África. El informe insiste en la necesidad de lograr sistemas de alerta temprana, mejorar la calificación del riesgo que corre cada paciente y aumentar la rapidez en la intervención médica, así como crear estrategias para mitigar el riesgo en pacientes que además padezcan VIH, diabetes, enfermedades hepáticas crónicas y enfermedades renales. “Necesitamos tener estándares mínimos para cuidados intensivos. Y luego, existe una necesidad real de vacunar en África lo antes posible. No tenemos suficientes UCI para atender a pacientes gravemente enfermos y la vacunación previene infecciones graves. Es importante destacar que no podemos permitirnos tener un escenario similar a lo que está sucediendo en la India, que suceda en África”, añade Biccard.

Para este doctor, el efecto positivo de su investigación es que se ha descorrido un velo. “Solo mostrando los recursos y los resultados existentes en África podremos mejorar”, insiste. Y no olvida a los sanitarios que ayudaron en esta investigación. “Lo más sorprendente es cómo participaron a pesar de la necesidad de brindar atención a pacientes muy enfermos al mismo tiempo. Han proporcionado datos importantes para África”.

 

 

Fuente: El País 

Te puede interesar
Lo más visto