En las calles de La Habana cada vez circulan menos autos. Se trata de la escasez más prolongada en años. La problemática económica hizo que, naturalmente, disminuyeran las importaciones de los países abastecedores.
Largas hileras de vehículos se extienden kilómetros alrededor de las estaciones de servicio de la capital cubana. El país se queda sin combustible y la situación empeora a cada minuto. Las consecuencias de esta crisis son directas en la vida económica y social de la isla.
El presidente Miguel Díaz-Canel informó cambios en la celebración por el Día Internacional de los Trabajadores el 1 de mayo -emblemática en la isla- debido a la compleja situación. “En vez del gran desfile obrero, muchas voces en más lugares”, señaló en Twitter. Se esperan pequeños actos locales en vez de la tradicional manifestación masiva en la capital.
El régimen de Cuba está recurriendo cada vez más a Rusia y a México en busca de petróleo para aliviar la aguda escasez de diésel y naftas y compensar la disminución de los suministros de crudo y combustibles venezolanos.
Venezuela ha sido durante más de dos décadas el principal aliado político y el mayor proveedor de crudo y combustibles a la isla. Les entregaban fueloil -para la generación de energía-, nafta, diésel, turbosina y gas para cocinar.
Los habitantes aseguran que es la peor crisis en años. Se suspendieron las clases y algunos trabajos volvieron a la virtualidad.
Pero la imposibilidad de la nación sudamericana de producir suficiente combustible para suplir sus propias necesidades la ha dejado incapacitada para alimentar completamente a la isla caribeña.
Las exportaciones de petróleo de Venezuela a Cuba en lo que va del año se redujeron a 55.000 barriles por día (bpd) desde casi 80.000 en 2020. Bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, México ha enviado un volumen creciente de combustibles al régimen comunista, según datos de seguimiento de buques de Refinitiv Eikon.
Cuba también importó desde noviembre al menos cinco cargamentos de petróleo ruso y combustibles desde terminales del Caribe y Europa.
El impacto de la escasez se siente con fuerza en Cuba. Cinco universidades, una en La Habana y cuatro de distintas provincias, suspendieron clases presenciales esta semana por la contingencia energética. Con el transporte público afectado, muchas personas no pueden llegar a sus centros laborales y regresaron al teletrabajo.